Comenzar con una idea: Exposición colectiva

Galería Espacio O comienza una nueva etapa, tenemos nueva casa pero seguimos en nuestro querido Barrio Lastarria que nos vio nacer.  Queremos partir desde el principio y hacer un paralelo entre las sensaciones que se tienen al partir una nueva propuesta como galería, con las que se siente como artista al empezar un proyecto artístico.  Por esta razón fuimos a los talleres de los artistas que han confiado en nosotros y junto a ellos seleccionamos bosquejos, esquemas, pruebas y estudios que hablaran de esa etapa previa a la consolidación de una idea en una obra.  Quisimos sin grandes pretensiones mostrarnos desde la intimidad del backstage, porque creemos que es la mejor manera de formar relaciones duraderas entre quienes sentimos que el arte es una parte indispensable de nuestras vidas.

Esta meticulosidad también se observa en la obra de Alfredo da Venezia, quien nos presenta una fusión entre arte y diseño.  En la producción de sus obras hay mucho trabajo de modelado y diseño digital, donde no sólo prueba sus capacidades técnicas, sino que a la vez expresa su admiración por este mundo.  A esto debemos sumar su gusto y la curiosidad por el diseño de automóviles, la sangre italiana lo empuja hacia él. 

Alfredo ha usado como referente diversos diseños industriales como símbolos de su tiempo, que condensan historia, cultura y visualidad.  

En los bocetos escogidos para esta exposición observamos maquetas del Citroen Yagán, primer auto concebido y armado completamente en Chile, como encargo del gobierno de la Unidad Popular a principios de los años 70. Este diseño histórico se combina con la imaginería del juguete de su niñez, los autitos que emulaban a los grandes modelos. 

La primera decisión es de elegir un nostálgico modelo de auto, que nos transmite su carga histórica y cultural. La segunda decisión es transformarlo en un juguete, el cruce de estos significados permite que una reflexión acerca del diseño, se transforme en una obra de arte.

La obra de Virginia Guilisasti también trasluce nostalgia. En la recolección de objetos: vestigios de casas, pedazos de madera, materiales abandonados, hay una remembranza al juego de una niña que creció en el campo y que estimuló su visualidad y creatividad con lo que podía encontrar en sus juegos. Ahora Virginia vive en Matanzas, rodeada de naturaleza y cría a sus dos hijos de la misma manera. 

El trabajo artístico de una madre que reflexiona sobre su realidad. Donde aparecen jaulas que te atrapan, pero también pasarelas que te permiten transitar. Podemos ver en los bosquejos que presentamos en esta exposición la fuerte vinculación con la naturaleza, la búsqueda del equilibrio y sus intentos para que las energías fluyan naturalmente en los papeles de artista, pareja, madre, amiga y parte de una comunidad. Todas las cosas que podemos ver que persisten en la obra de Virginia y reflejan su formación que funde el contacto directo con la naturaleza y el lenguaje del arte. Sus creaciones, ya sean dibujos, objetos, pinturas o instalaciones transmiten sensibilidad para escoger los elementos que serán parte de su obra. Elementos tales como pedazos de muro, ramas, pedazos de techo, espejos rotos y tantos otros, todos al servicio de mostrar la belleza de lo encontrado y la belleza de la historia que podemos imaginar a partir de ellos.

La visualidad en la obra de Bruna Truffa está influenciada por el paisaje donde creció.  Toda su formación inicial es en el desierto y su colorido. Sus imágenes nos muestran el sincretismo reinante en el norte de nuestro país, ambiente que prepararó a Bruna para captar sensible y rápidamente una forma de hacer arte que mezclaba la realidad que vivía en muchos niveles. Esta forma de trabajar se concentró mayoritariamente en el mundo femenino.  Bruna mantiene a través de los años la figura de esa mujer artista que tiene opinión y la expresa en sus obras. Mujer que nos presenta su cotidianeidad como una reflexión. 

Los elementos que rescatamos del taller de Bruna hacen homenaje a esta mujer que transita y que no para de buscar nuevos horizontes. Incluso si esto implica cambiar de país, de cultura, de piel. Presentamos pruebas que Bruna realizó utilizando el vacío de las figuras que se usaron en su gran instalación de mujeres caminantes, que reúne el tema de lo mestizo, lo femenino, su empuje y cooperación. Temas que aparecen aún en su reciente exposición Sellos de Ocio en el MAVI.

Hipermercado Casino es un grupo de tres artistas mujeres que se unieron para pensar acerca del mercado y el arte como sistemas y sus implicancias en las personas.

El colectivo nos muestra un boceto donde se trabajó la idea de reinventar el carro de supermercado, con el objetivo de crear un elemento agresivo y avasallador, símbolo de la percepción generalizada del mercado. Se trabajó en base a un dibujo de un carro real al cual se le agregaron elementos que aumentaran su capacidad y le dieran las características agresivas que se pretendían para el objeto.

La bolsa de papel kraft es relevante en la obra del Hipermercado Casino ya que sus miembros se cubren la cara con una bolsa de ese material. Esta bolsa, que simboliza el consumo en pequeña escala, pierde su función y se transforma en el elemento que permite a estas artistas opinar desde el anonimato. En la exposición tenemos tres versiones de esa bolsa de papel. Cada uno tiene una solución encontrada para poder mirar desde dentro y trabajar con la cara tapada, sobre todo al realizar performance. Estos ensayos para solucionar un problema son valiosos en el proceso creativo y por esta razón van conformando la historia del colectivo. Por último, presentamos otro ejercicio que en un proceso casi de juego funcionó para planificar el montaje de las fotografías que se presentaron en una de las primeras exposiciones del colectivo en la sala AM de la Universidad Mayor.